Razones de ley
Aprender a escribir canciones es un proceso largo. No surge de la nada. Sobre todo cuando no vale cualquier melodía, ni cualquier armonía ni, mucho menos, cualquier texto. Al final, uno descubre que una canción es una canalización. Últimamente, les vengo llamando "canalicanciones". Pero, para canalizarla, primero hay que crecer y aprender a escuchar lo que la vida nos propone y eso, como es lógico, no sucede de un día para otro. A veces, pueden pasar meses y hasta años hasta que se logra materializar. Y eso es lo que le pasó a esta canción, y a muchas otras, que pasaron muchos meses hasta que logré atender a su proceso, que era el mío, y llegar a concluirla.
Madrid, agosto 2025
Razones de ley
Una recia barrera
me quebranta la voz
cultivando mi era,
esperando mi arroz.
Creo que no es la primera
enconada batalla
que me sigue a donde quiera,
donde quiera que vaya.
No respondo a sus vicios
en mañanas regadas
de duros sacrificios
y maderas taladas.
Por las tardes persigo,
azarosas y aladas,
marejadas del quicio
de mi puerta enterradas.
Y es sólo por las noches
que respondo a llamadas
que realzan mi estribo
de mil dudas canallas.
Y es entonces que escribo
mis canciones varadas
por el viento, mi esquivo
de verdades amadas.
No sé si estoy rendido,
reventado o atroz,
aun queriendo estar vivo
aclamando al amor.
Infundiendo esperanzas,
mismas luchas de ayer
que inciten a la vida,
o a la muerte tal vez,
o si espero demasiado
de este mundo de hoy
que no irá a ningún lado
ni aun me deje la voz.
Qué otra cosa me cabe
si me dieron la hiel
de entender todo en claves
de razones de ley.
Londres (1999)








