Mi loba compañera
Nunca me llamó escribir canciones de amor de aquellas de las de "sin ti, no soy nada". Si acaso para alabar, homenajear o, simplemente, describir la belleza, el encanto u otras cualidades de la persona amada. Lo otro me parece alimentar la dependencia emocional que tan a conciencia se ha dedicado a alimentar el producto hollywoodiense debido a unos intereses más oscuros de lo que nos podemos llegar siquiera a imaginar. Sin embargo, si concibo la canción amor para aludir al trabajo personal y desarrollo humano necesarios para estar a esa "altura del cantar" a la que ya me he referido anteriormente en "Nada fácil". Para elevar y poner el amor en el lugar que creo que le corresponde. Eso sí.
Madrid, agosto 2025
Mi loba compañera
Tu sudor lo soñé
y su esencia aún fondea.
Y tu rastro se me enreda
en dura y difusa estela.
Húmeda y de candil,
exquisita llameas.
¿Para cuándo te convierte
el luchar de sueño a estrella?
Pero no he de pedir
que me saques de casa.
Aunque un lobo se ralea
si no tiene compañera.
Si no aprendo a vivir
en la nieve boreal,
uno entonces se magrea
porque no sale de casa.
Pero ¿qué usarías de remo,
el velero o el motor?
Sospecho que lo primero
porque el medio se consume
y el aire es eterno
porque proviene del cielo.
El día que mi mesías
cobre vida en mi sueño,
de las lágrimas que anieguen
el esmero de su vientre,
de razones de ser vivo,
yo, hoy que canto, seré dueño.
Aunque onírica, es mi asa,
mi motivo en mi pelea,
cuando salgo de mi casa
a luchar con mi tarea
de ser digno de la estampa
de mi loba compañera.
Londres (1996)








