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Me duele tanto La Tierra...

Me resulta difícil describir el cariño que siento, tanto por este monólogo, como por los descarnados y difíciles tiempos que me lo inspiraron. Llegué incluso a temer la posibilidad de no poder volver a tocar la guitarra. De ahí que no le llegara a poner música. No hay superación sin amor ni aprendizaje sin dolor, ni sin las pruebas y dificultades que vamos encontrando en el camino. Y con ello vamos haciendo la Vida.

Madrid, julio 2023

Me duele tanto La Tierra...David Enríquez Trovador
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Me duele tanto La Tierra...

Me duele tanto la tierra...

¿Omitidas verdades cuántas?

Maquinaria de atrocidades cruentas

orquestadas para atosigar gargantas.

Mi amor y el suyo... obliterados

el alarido de tantos... olvidado,

y mientras lloro, escribo y canto,

pienso desnudo en cuanto describo,

y lloro de tanto que imploro

a cuántos manejan destinos

que, nobles, inviertan decoro.

 

El sol se anuncia entre almenas

velado por el edificio

de enfrente: izadas colmenas

de bienes privados y vicios

donde ajenos vecinos apenas

comparten los sacrificios,

vetando por entre sus venas,

del tacto, los beneficios.

 

Otoño albergue, pezones erguidos,

iglúes posados en cuerpos dormidos

despiertan al sol de noviembre aturdidos.

Conjuntos de lana, de ante, y destilo

tu cuello novel, tu cuerpo escondido.

Consumen las hojas hogueras de tilo

la bruma posada, bufandas en vilo,

la paz reposada del canto de un grillo.

 

Y mientras este torrente

de ideas, dolores y calma,

agregan pasiones a mi alma,

regia canción solivianta

rebaños calcáreos de gente.

De la gente. ¡Dónde está la gente!

¡Me duele tanto la tierra...!

Me alarma tanto la guerra

que engaña, amenaza

mordiente tenaza

de araña, querella,

mostaza,

cadáver abajo corriente

que no vivimos, que no nos enseñan

batallas libradas en remotos frentes.

¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde está la gente?

 

Mi amor,

silenciosa, eficiente, sabuesa,

abandona al cariño mi mente poblada de estíos,

labora prudente entre ritmos vaivenes

de acacias y limpias paredes,

y amante de espacios y risas,

ternuras, cerezos, camisas,

me implora precisa quehaceres

y pieles que agranden cobijas.

Y yo elijo en la vida sin prisa,

aun con ansia de hacer nubarrones

“desventrarse” en su lluvia deprisa,

¡tan deprisa!

como aquella vez primeriza

derramado sobre un vientre de adobe.

 

En la vida y la prisa

yo elijo recorrer avizor la ribera

depurando granitos de arena:

eslabones de sal diminutos,

si con ello, minuto a minuto,

voy limpiando a este sapo de esputos

aunque me deje la vida en tarea.

 

Mas amor, con espera y sin tregua,

¡es tan grande mi amor por la tierra!

que merece la vida el cariño

de ver limpia la próxima era,

¡emoción repoblada de niños!

Y es tan grande, tan grande, la espera

cuan inmensa de grande es la esfera

que abarcar con los brazos quisiera

y no alcanzo a pagar el suplicio.

 

Ilusión que ventea caminos,

calma chicha del mar, marinero.

Carambolas a bandas crecientes

ejercitan al viento gaviotas

“litoradas” al linde costero

que no impedirán la derrota

a manos del dios don dinero,

que, en mal sueño de enero doliente

vendrá a cortar las cadenas

de peones, herodes y hienas,

mientras, inanes, morimos en pena

quienes, héroes, amamos valientes.

 

Amor, sonrisa paciente,

es tan grande mi amor por la gente...

¡Con tu pulso calor

de piel tibia, esplendor,

habítame ardiente,

desnuda bajo piel de castor

y de nutria, conscientes!

 

 

Madrid (2002)

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(2023)

Vida

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