De la herencia y otros menesteres de interés general
La primera canción que escribí como cantautor, en el lejano verano de 1994, en respuesta expresiva a los sentimientos producidos por un hecho cotidiano. En este caso, fue la visualización de una película que me conmocionó, "Los aventureros", basado en una novela de Harold Robbins, en la que al protagonista lo asesinan a traición una vez completado su proceso de maduración para enfrentar su destino de liderar una nación latinoamericana en pleno proceso de construcción. Esta fue la motivación original aunque, finalmente, el texto vino a reflejar la ausencia de referencia educativa que experimenté en casi todos los frentes de mi vida y que condicionaban decisivamente mi proceso vital.
Madrid, agosto 2025
De la herencia y otros menesteres de interés general
No tengo palabras
para hablar de nuestra educación.
Sin tener uso ni de razón
nos embarca en un cúmulo ciego
de desolación de la vida,
que se torna en defecto de afecto
en el fondo del mar más suicida.
Poco encuentro que pueda aliviarnos
detrás de la faz, la careta
que aprendimos a usar sin recursos
de recuperar nuestras almas.
Como no sea la inquietud
de merodear altitud
bajo un alud de sepelios.
Caminos de información
y propia resolución,
abanicos de remedios.
No tengo palabras
para hablar de nuestra solución.
No cabe en nuestra imaginación
que podamos ser presos
de ausencias de besos
y actos represivos
que generen semillas informes
manadas de gatos cautivos.
Como no me autoeduqué,
al vástago transformé
y di lugar al ejemplo
que mi Papá me inculcó,
pues él no se autoeducó
y no intuyó mis destellos.
Yo quiero mojarme,
y luchar, y aprender a vivir,
y ayudar a mi amiga a seguir,
y limpiar, si puedo, el porvenir.
Madrid (1994)








